San Martín, en 1814, ya había decidido cruzar los Andes, porque entendía que sin la libertad del continente no podría declararse la libertad en nuestras tierras.
Durante un poco más de dos años preparó a su ejército.
Aunque estaban entrenados y muy preparados tenía preocupaciones y miedos.
“Lo que no me deja dormir no es la oposición que puedan hacerme los enemigos, sino el atravesar estos inmensos montes”, le escribió a su amigo Tomás Guido poco antes de partir.
Su estrategia fue dividir el ejécito y cruzar los Andes en seis columnas, que marcharon desde diferentes provincias.